jueves, 29 de noviembre de 2012

Mystic river

There is a mystic river called happiness
under a high high high bridge,
built by human geometry,
where our reason can live.

Peeking the river from far far away,
just admiring its measure, direction and flow,
deep currents fell off from my eyes
to the abyss where my dreams grow.

The river is full of whirlpools, covered 
by fog 
and colored by a foreign blue sun.
Don´t try to guess if it´s possible
my love,
 cause we must be crazy to jump.












martes, 27 de noviembre de 2012

Fin del akrónimo

Mi memoria está hecha de una arcilla fría que calienta el sueño con manos de escritura. La arcilla fría está hecha de esa tinta de palabra y tiempo que me creí. ¿Quién creyó? Esos textos pasados de tinta de arcilla titulados yo que me ayudaron a escribir, y escribí leyendo un mundo envuelto por la palabra memoria de esa arcilla que terminó por enfriarse en mí. Otra definición de vida.

Escribir; masturbarse con amor sin ser correspondido; llorar a solas aunque te vean, no llorar jamás desde siempre; veneración al margen de la página con esa música que se oye a veces aunque nadie la crea y en la que casi nadie cree. Creación. Crea-tura -susurra Horacio mientras se esnifa la tiza de la Rayuela-, criatura de curación, pues si la palabra no curase no habría curas (ni los ni las)... y si fuese posible que estas palabras extrañas te curasen a ti.

Si fuese posible merecería la pena el no ser correspondido, merecería la pena el escribir desde ese Otro que nos escribe a nosotros mientras permanece escondido. Merecería la deuda que paga la tinta por huir de los ríos de arcilla caliente. Merecería esa pena absoluta que siento cuando te escribo y te escribo y te describo a ti, pero después te leo y te veo escrita y escrita y descrita cuando caigo en la cuenta de que estás escrita con mi letra, entonces dejo de escribir.

Escribir: masturbarse con amor sin ser correspondido. Escribí: sentado en el suelo sobre la maleta esperando al autobús que me trajo aquí para que me lleve allá de nuevo, a veces siento que se pasa la vida esperando, esperando otro comienzo, entonces me fumo otro cigarro que jamás me he fumado y me siento un poquito más vivo por saberme un poquito más muerto. No se si me explico, o eso espero.

Una viejita con boina y gabardina sobre unos zapatos grises bajo una mirada fría, y cariñosa, que me ha visto escribir sobre la maleta me toca el hombro para decirme sin duda alguna en un idioma que no entiendo que el autobús que llega es el que me lleva al aeropuerto. -¡Dëkuji señora!- De no ser por sus modernísimas gafas de sol hubiese jurado que aquella mujer se había escapado del museo de comunismo. Qué amable.

Y volví a mi casa en España nada más que dos días, dejando detrás lo que es ya un hogar. El viaje de vuelta al aeropuerto, aunque no sea el último, me está diciendo que esto se acaba rápido y se queda reducido a ese intento mañanero y ojerosamente impar de recordar un sueño. Aunque sea un sueño, han pasado dos meses y mil cosas, he cruzado mil calles y las mil piedras de un río, y te contaría mucho más cosas que no quiero contar porque ese es un secreto mío y tuyo. Aunque no todos los días han sido tan fáciles; en los momentos bajos no es raro sentirse solo, las dudas se enquistan y se airean en la distancia con aquellos que siempre están cerca... entonces me sonríe una niña en el metro y las dudas se disipan cuando me doy cuenta de que me ha chivado qué es el arte. Y así cargaron mil tranvías con mis libros de humo y otras historias; y yo ridículo para que no se disipasen les ponía un marcapáginas con cada cigarro perfecto, el tranvía que me lleva a casa me muestra con absoluta claridad el rostro de Praga, esa plaza donde suena siempre un piano y bailan las ratas. Estoy apunto de llegar al aeropuerto, entonces un cementerio a lo lejos me recuerda que estoy vivo en esta demencia compartida que nadie fue capaz de narrar, por eso escribo. 

No se que día es hoy pero es alguno del once del doce, ha salido el Sol sobre Praga y apenas lo siento a través del cristal, pero siento el cristal, pero el cristal y el Sol apenas se sienten, quién sabe... pero se que está ahí como esas páginas de humo sobre las que me han contado tantas historias de vida tinta que guardo en papel cenicero. Ya no me preocupa la pena que paga la tinta por escribir porque merece la pena pensar que quizás llegue a curarte a ti. Curar. Contar. Contar curas (las no los). Curar cuentos. Una vez me contó un vagabundo que conoce Praga de extremo a extremo que esta tinta de arcilla fría se perderá en los márgenes que deja el tiempo entre los segundos, que aunque te escriba y te escriba y te describa será siempre mi letra triste en los márgenes de tu mundo. "Yo" dicho por ti sin que te oiga: fin del akrónimo: marcapáginas de humo.






miércoles, 14 de noviembre de 2012

Eleven fourteenth of the twelve./ Catorce del once del doce



We have been educated really well since we moved on all fours: “cold is the absence of heat” “a wise person is that who knows he knows nothing” and “if you get up early God (with big G) will help you” *. Shit and more shit. If the cold is the absence of heat, what I am doing with a scarf and a cap? Heat is the absence of cold and getting up early is obeying the Boss, with big B. And how do you know it? Because I only know that I know nothing -Asked an anonymous character with a sudoku-with-a-ten face, who suffers terrible cognitive erections every time he doubts more than the rest- Because that is a contradiction, and if we do not reject the contradiction it does not make sense even saying, or I’ve been said so. As I was saying, and let the doubt to others: 11/14

Saying that a general strike is counterproductive is like saying: take off the coat, cold is just absence. Saying that being against-the-system or anti-fascist is a being with no content or “pure negation” is saying that it is not cold in Prague, just absence of heat, or that because of that nothingness one day I got my face smashed in. Saying that knowing is knowing nothing is like saying that there is no mistake under critique in this dance of ignorance. Shit! …and as I was saying: 11/14
In the same way pickets are accused of repressing the individual freedom of working, which unlike the rest of the human rights, when one supports the system, the freedom and the right to work emerge humanly like a miasma. Great, come around the employment office talking about your right to work while reading in the constitution your right to a home from which you can exercise your right to demonstrate, and don’t forget the motto: With Rajoy it is possible, and no one suspected how true it was, although many of us did know in which sense it was possible. It is possible to dismantle in one day with a pen what was conquered in forty-four days of general strike and a Escape Law**, clearly reminded by the blind eyes of Max Estrella and his bohemians lights***. A shot sounds, and they will tell us that blindness is the absence of vision, and autumn absence of spring. Anyway, every season a new skirt and a new car and one thousand new light bulb and a toast for the obsolescence: Fourteenth of November.

People will go on jumping through the window before that window is evicted, and they will go on bailing out with your money the private debt of the banks that cannot sell the window they pushed you through. The gravity is public/well known, but don’t trust this fact; it drives them fucking crazy that suicide is an excuse for not paying for the mortgage, and don’t forget to vote, or it will be your fault. Give a millionaire bonus to the vice president of a bank so that he can retire on an expensive bed that helps him to retire his conscience: System works, don’t you realise? You only have right to work in front of the pickets during the strike. And they talk of individual freedom and the individual right to work, but they forget that political freedom is based on the individual enjoyment of the collective right: Would a person who lived alone in the world have rights? It seems evident he would not.

Human being has dreamt too much for not being violent. Freedom in its wider meaning is not a state, but a symptom. Freedom is a wound produced on the skin under the chain and the projection of dreams. Being free is being sensitive to the chain; it is the most powerful reaction, it is pure allergy to slavery in any of its ways, the only invulnerable engine: It is the body of the absence that does not require content, so it cannot be emptied; it is the hatred to the cold what drives the infinite search of heat. While the mass media perfect every day their anesthetic methods I only fear the moment in which the skin of the human society cannot feel its shackles, I am afraid of thinking that the skin could learn not to bleed, in that day people will stop dreaming and will sleep for ever, but wake up: Today it is fourteenth of November.



* In original Spanish: “A quien madruga Dios le ayuda”, what can be translated as: “the early bird catches the worm”.
** Law approved in the twenties that allowed policemen to shoot the arrested people if they tried to escape. This law was used as a way of performing extrajudicial executions.
***Character of the book Luces de Bohemia, (Valle Inclán) set in the time of the Escape Act.

Translation by Marco Hernández Iglesias



Nos han educado muy bien desde que nos movíamos sobre las cuatro patas: "el frío es ausencia de calor", "sabio es el que sabe que no sabe nada" y "al que madruga Dios (con D grande) le ayuda". Y una mierda y otra mierda. Si el frío es solo ausencia ¿qué hago yo con una bufanda y un gorro? El calor es ausencia de frío y madrugar es obedecer al Jefe con J grande. ¿Y eso cómo lo sabes? porque yo solo se que no se nada-preguntó un personaje anónimo con cara de sudoku con un diez que padece terribles erecciones cognitivas cada vez que duda más que los demás- Porque es una contradicción, y si no rechazamos la contradicción no tiene sentido ni decir, o eso me han dicho. Cómo iba diciendo y que duden otros: 14N.

Decir que una huelga general es contraproducente es como decir: tú quítate el abrigo que el frío solo es ausencia. Decir que ser antisistema o antifascista es un ser sin contenido o "pura negación" es decir que en Praga no hace frío, sino que solo hay ausencia de calor, o por culpa de esa nada me partieron la cara en su día. Decir que saber es no saber nada es como decir que no hay error criticable en este baile de ignorancias. ¡Y una mierda!.. y cómo iba diciendo: 14N.

De la misma forma les acusan a los piquetes de coartar la libertad individual de trabajar, que a diferencia del resto de los derechos humanos cuando uno apoya al sistema, libertad y derecho al trabajo emergen humanamente como una miasma: olé, pásate por el INEM hablando de tu derecho al trabajo mientras lees en la constitución tu derecho a una vivienda desde la cual puedas ejercer libremente tu derecho a la manifestación, y no te olvides del eslogan: con Rajoy es posible, y nadie sospechaba hasta que punto era cierto aunque muchos sabíamos en qué sentido era posible. Es posible desmontar con un bolígrafo en un día lo que se conquistó con cuarenta y cuatro días de huelga general y una Ley de Fugas que recuerdan con claridad los ojos ciegos de Max Estrella. Suena un disparo, y nos dirán aún que la ceguera es ausencia de visión y que el otoño es ausencia de primavera, eso sí, cada temporada una falda nueva y un coche nuevo y mil bombillas nuevas y un brindis por la obsolescencia. Siete ene más siete a secas: catorce ene.

Seguirán saltando las personas por la ventana antes de que esa ventana sea desahuciada, y seguirán rescatando con tu dinero la deuda inmobiliaria y privada de los bancos que no pueden vender la ventana por la que te empujaron. La gravedad es pública pero tampoco nos fiemos; les jode horrores que el suicidio sea excusa para no pagar la hipoteca, y no te olvides de votar que si no es tu culpa. Dale una prima millonaria al subdirector del banco para que se retire en una cama cara que le ayude a jubilar su conciencia: el sistema funciona: ¿no te das cuenta? Solo tienes derecho al trabajo frente a los piquetes durante la huelga. Y hablan de la libertad individual y del derecho individual al trabajo, pero olvidan que la libertad política se apoya en el goce individual del derecho colectivo: ¿tendría derechos alguien que viviese solo en el mundo? Parece evidente que no.

El ser humano ha soñado demasiado como para no ser violento. La libertad en su sentido más amplio no es un estado, sino un síntoma, la libertad es la herida que produce el grillete sobre la piel y la proyección de los sueños, ser libre es ser sensible a la cadena; es la reacción más poderosa, es la pura alergia a la esclavitud en cualquiera de sus formas, el único motor invulnerable: es el cuerpo de la ausencia que no requiere contenido, por lo que no puede ser vaciado, es el odio al frío que impulsa la búsqueda infinita del calor. Mientras los medios de comunicación perfeccionan cada día sus métodos anestésicos solo temo el momento en que la piel de la sociedad humana no sienta sus grilletes, me asusta pensar que la piel pueda aprender a no sangrar, en ese día las personas dejaran de soñar y dormirán eternamente, pero despierta: hoy es catorce de noviembre.


domingo, 11 de noviembre de 2012

Una demencia compartida


Primera escena de una demencia compartida:

-Soy un tipo muy peligroso- le advierto a Cristina.
-Pero si eres más dulce que un pan de leche- me responde ella desde el lavabo con acento gallego riéndose en el baño mientras yo meaba. Juro solemnemente que cuando a uno le dicen que es más dulce que un pan de leche con acento gallego -o quizás fuese un bollito- siente amablemente violada su virilidad.
-Los panes de leche no bailan en cementerios- sentencié yo con voz profunda y tenebrosa, pero Cristina se había ido y había llegado a tiempo para escuchar mi sentencia otra chica gallega a la que no conozco. Salgo del baño y veo que me mira curiosizada con horror, entonces la miro abriendo mucho los ojos y me marcho silbando la canción de los Lonney Tones.

¿Qué es la felicidad? -pregunta el narrador- Saltar como un niño sobre la cordura de los demás como si fuese una cama elástica  ¿Porqué como un niño? -insiste el narrador- Mira payo, porque los gitanos solo les dejan saltar a los niños en las camas elásticas. El narrador no entiende una mierda, pero no tengo tiempo para discutir con el narrador.

 Segunda escena de una demencia compartida:

- Ves las velas? En ese cementerio está enterrado Jan Patocka- dice Tania en inglés mientras volvemos a la residencia. A través de las ramas de los árboles se pueden ver cientos de puntos luminosos que parpadean sobre tumbas que a esas horas no se pueden ver.- Hace unos años solía saltar el muro para beber con unos amigos.
- Entremos- respondo al segundo también en inglés para que la comunicación sea posible (su eslovaco mucho mejor que el mío).
- Seguro?
-Claro: nunca me he colado en un cementerio a estas horas en este país- ella me mira de reojo con esos ojos de gato suyos que son más amarillentos que marrones y se ríe.

Una vez dentro paseamos a oscuras entre las velas que los familiares mantienen encendidas siempre para alejar al olvido de sus muertos. Tania camina como si estuviese en otro mundo, la resucito diciendo -bailamos? Es que nunca he bailado en un cementerio en este país a estas horas- esta vez no se ríe pero me ofrece sus brazos. Y bailamos la Cumparsita que yo tarareaba casi en silencio, y pienso que si yo estuviese muerto que los vivos no bailasen me parecería la más mortal de las faltas de respeto. Nunca me he sentido tan vivo, y miro a Tania, solemne y divertida está bailando con un español cuatro años más joven que ella en un cementerio -qué locura diría alguien cuerdo- para huir de la muerte. Seguimos buscando la tumba de Patocka (porque no la vamos a encontrar) mientras busco un epitafio que diga: ¡Oh!, ¡alguien puso flores en mi tumba! (porque seguro que no lo encuentro). Entonces le digo muy bajito a Tania: bailemos hasta que encontremos nuestros nombres en una de estas, y nos echamos a reír para no faltar al respeto.

Lo que más me gusta de los cementerios es que me recuerdan que estoy vivo. ¿Qué es la vida? -pregunta el narrador de repente- Pero mira que eres pesado...


Tercera demencia de una escena compartida:

Una niña le reprocha al niño que le gusta: ¡Odio que lo quieras entender todo!
El niño confundido le responde: pues no entiendo porqué.

Erasmus: Vaya palabra. ERASMUS: Vaya palabrota - a estas alturas el narrador está colgando de una cuerda a la que se sujeta con fuerza y cuello.- Qué exagerado -pienso.

Cuarta escena de una demencia compartida:

Un catedrático en filosofía y un niño de seis años encuentran al borde de un acantilado del lago más claro de la Tierra. Entonces aparece un mensaje que han de descifrar como última oportunidad para que la naturaleza no se marchite en el mundo. En el mensaje que se refleja en la superficie del lago se puede observar lo siguiente:

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Ambos están asomados al precipicio desde el que se puede leer con claridad. El niño mira divertido, pero antes de que sea capaz de abrir la boca el catedrático se aleja del precipicio y comienza su disertación:

"No hay ninguna duda; veintisiete as mayúsculas; veintisiete letras tiene el abecedario sin contar con las compuestas; veintisiete as es la primera combinación de todas letras del abecedario, la primera combinación que alberga todas las posibilidades del lenguaje.-El catedrático excitado grita- ¡Ya lo entiendo! Lo que este mensaje quiere decir es que con las palabras todo puede ser conseguido, nos está criticando por olvidarnos de aquella facultad que nos hace humanos: ¡LA RACIONALIDAD! Divina ratio; ¡solo racionalmente podremos salvar este mundo, alejándonos de lo inhumano, de la violencia y de la barbarie! -Y bramó mirando al cielo- ¡Esa es la única verdad mayúscula!"

El niño, que no ha dejado de asomarse en ningún momento le mira extrañado y le dice: señor, yo no quiero interrumpirle, pero yo solo veo mi reflejo y una cordillera nevada.

El narrador me contó una vez que mientras leía en un baño de mi residencia escuchó una voz grave que decía: los panes de leche no bailan en cementerios. Pobre narrador... tan cuerdo... le estrangularon los niños que saltaban sobre la cama elástica. Pero... ¿qué es la felicidad? -preguntaría el narrador si estuviese vivo. Y juro solemnemente que si me lo preguntase ahora le hubiese respondido.
Narrador
R.I.P
?-11/11/2012
¡Oh, alguien dejó flores en mi tumba! 

domingo, 4 de noviembre de 2012

Mi secreto y el tuyo

Me ha contado un vagabundo 
que conoce Praga 
de extremo a extremo,
que a la gente que pasa no le pide nada,
porque lleva la ropa mojada.
y es horriblemente viejo.

Me ha contado con susurros
que bajo el suelo de Praga
se esconden mil secretos,
y que si te encuentras con uno
cuando más frío haga
a los demás no podrás verlos.

Y me contó también
que todos los años
se le congelan las lágrimas en invierno,
pero siempre las descongela el verano,
por eso prefiere dormir bajo el cielo.

Tiene miedo a las paredes,
pero no teme a los techos
porque duerme sobre uno
que esconde mil secretos.

Mil secretos conoce,
y no me contó ninguno
-siempre dice que si escuchas atentamente
se convierte en grito el murmullo-.

-¿Por dónde debo empezar?
Le pregunté al viejo vagabundo
-Hace tiempo que empezaste
porque ya encontraste uno.

Tiritando de vida
y muriéndome de frío
me despido de Carlos:
de las mil piedras
del río.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Mi amada prostituta

Guardo en la memoria una vida de palabras de arcilla fría que se calientan con el sueño y las moldea la escritura. ¿Y porqué no? Recuerdo que entré en una iglesia sin pagar por primera vez en mi vida, un cigarro perfecto, unas cuantas cervezas que me regalaron sin querer, mucha gente bailando con la música o con la gravedad, y que me fui mordiéndome los labios porque no sabían a los míos.

Son las 6:30 de la mañana y hace un frío horrible, estoy con Katie y con Bryonie esperando al autobús que acerque Budapest hasta nosotros. Frío y cansancio. El viaje dura ocho horas que duermo de dos en dos; cada vez que despierto estoy tan desorientado como el abrigo que enredo de mil maneras para que de una puta vez haga almohada, y como siempre, en lo que pienso que no puedo dormir, me duermo. Amanezco entre las piernas de otra amante, Budapest se llama esta vez, amante de tres días que me tienta a descubrir los lugares secretos que no le deja ver a los turistas, pero soy turista, mierda; acabo de llegar y ya me falta tiempo; intentaré perderme en ella, a ver si la encuentro. Y nos dimos prisa: Katie, Bryonie y yo perdimos la pista del grupo mientras nos tomábamos muy enserio eso de hacer el tonto, y caminamos bajo la lluvia de Budapest cantando "Lost in Budapest", una de esas canciones que improvisas porque no sabes si existen. Riendo fuimos allí felices sin darnos cuenta por no darnos cuenta de que eramos felices. Más tarde encontramos a los demás y nos fuimos al Szympla, punto de paso obligado en la capital de Hungría si tienes menos de sesenta años, si tienes más es altamente recomendable. El Szympla es uno de los sitios más raros en los que he estado en mi vida, lleno de cables y ordenadores viejos con imágenes psicotrípicas entre asientos de coche arrancados sobre los que te tomabas cervezas gigantes por algo menos de quinientos florines húngaros. Pero no es un sitio para bailar, por lo que acabamos en el "Roofbar" gracias a unas suecas que conocimos y que llevaban cinco semanas en la ciudad. El Roofbar es un infierno estupendo en un quinto piso, y cada escalón que subes de las escaleras entre paredes pintadas en mil colores y llenas de pegatinas aumenta un poco el volumen del drum n bass y el dubstep que suena en lo alto: ebrio y animado me quedé bailando con Eva y con Tasha, amigas inglesas de ese reino lejano llamado Hostivar, hasta las seis de la mañana y nos fuimos agotados tras treinta horas sin ver una cama. De camino rescatamos a una francesa que se había quedado sola y lloraba porque no sabía como volver al hostal, sus ojos eran más grandes que su cara cuando me vio... también hay quien llora al perderse, qué mal.

Al día siguiente fuimos a unos baños al aire libre dónde mi dignidad se asemejó a la de una ameba: flotar es mucho mejor que nadar. Cuando salías del agua entendías lo que debiste sentir al abandonar el vientre materno, y vuelta a flotar. -Ohh, qué placer térmicoexistencial- Entonces piensas en cosas como un perro persiguiendo su cola o una trepidante carrera de caracoles, hasta que veo que un adorable grupo de casi viejos húngaros están jugando al ajedrez. Como ameba que era moví el flagelo hacia ellos firmemente decidido a ser épicamente derrotado, y así fue: pido jugar y un hombre se pone conmigo, al principio me desprecia profundamente y mueve las fichas casi sin mirarlas, pero mis horas de frikismo krónico en internet hace unos años dieron sus frutos: le regalo una torre y me como su reina. A partir de ese momento le empecé a caer mejor y miraba con atención al tablero: agotado y feliz me llevo más orgulloso que Napoleón en los cuadros de David dos derrotas sublimes en noventa minutos de pura actividad mental en la que el cuerpo se convertía en una pasa, cómo me recuerda eso a la vida académica. Ya era hora de salir al mundo real. Tengo un mapa de Budapest, medio paquete de cigarros, 2000 florines y casi cuatro horas antes de que en el hostal me echen de menos. En la plaza de los héroes me doy cuenta de que me faltan las gafas de sol y un traje para sentirme On a mission from God como los Blues Brothers, pero estaba lloviendo y uno no estudia filosofía para no perderse; me puse a caminar entre las piernas de Budapest, y ya lo sé, que por muchas idioteces que escriba estaba allí principalmente porque tenía dinero, porque pude pagar aquel paseo entre sus piernas y no salen del barro sino del bolsillo ciertos fetiches de la bohemia, y ya lo sé, pero no lo digas muy alto que ya estoy en Praga otra vez y la dejé durmiendo, y es que ya casi ni la recuerdo, pero conservo el sabor en los labios que no saben a los míos, entonces me los muerdo y recuerdo Budapest: mi amada prostituta, volveremos a vernos.  

Pozdrav z druhé strany